Lograron medir el metano que emiten las vacas criadas a campo

La técnica que desarrollaron también podría ayudar a mejorar su alimentación. Un equipo de investigadores argentinos logró por primera vez medir con precisión las emisiones de metano de los bovinos criados a campo, uno de los principales responsables del efecto invernadero y el calentamiento global. La técnica que desarrollaron también podría ayudar a mejorar su alimentación. Un equipo de investigadores argentinos logró por primera vez medir con precisión las emisiones de metano de los bovinos criados a campo, uno de los principales responsables del efecto invernadero y el calentamiento global. Se calcula que, en un siglo, cada kilo de metano calienta la Tierra 23 veces más que la misma cantidad de dióxido de carbono (aunque hay 220 veces más dióxido de carbono que de metano en la atmósfera terrestre). Una de las fuentes de este gas es la fermentación de materia orgánica. Pero, y esto es lo que motivó a los investigadores, el ganado produce también cantidades significativas -no por la flatulencia, como se cree comúnmente, sino en un 95% por los eructos-. El ganado en general, incluyendo a los cerdos y aves, liberaría el 37% de todo el metano producido por el ser humano. "La importancia de este trabajo reside en que de aquí en más tenemos un método para valorar las emisiones y podemos investigar cómo reducirlas", dice Néstor Bárbaro, ingeniero agrónomo y coordinador del Programa de Ordenamiento Ambiental de la Universidad del Centro. Hasta ahora, el cálculo de emisiones del ganado era una estimación indirecta que surgía de la combinación de una serie de parámetros, entre los que figuraban la temperatura, la cantidad de alimento ingerido y otros. Siempre se aplicaba en animales de tambo, pero los científicos locales hicieron las mediciones en bovinos criados y alimentados a campo abierto. "Lo probamos en 20 vacunos y puedo asegurar que fue una experiencia bastante interesante... por las dificultades", bromea Bárbaro. Para el experimento, se introdujo en el rumen (uno de los estómagos) de cada animal una cápsula que emitía un gas en cantidades constantes y luego se tomó una muestra de los gases que se emitían por la boca o cerca de la nariz. De la relación entre ellos se dedujo la cantidad de metano que emitían los animales. "Mantenerles un tubo de vacío cerca de la boca para que vaya tomando gas durante 24 horas, muy lentamente, es un trabajo infernal -cuenta Bárbaro-. Había que utilizar arneses y bozales, y cambiarles los tubos diariamente." El rumen bovino degrada la celulosa de los pastos y la descompone en cadenas químicas más cortas. "Parte del alimento que no se degrada se pierde -explica Bárbaro-. La pérdida de metano no es otra cosa que la pérdida de energía. Por eso, además de su relación con el calentamiento, el metano en los bovinos es un indicador de la eficiencia de la alimentación. Cuanto menos metano pierde un animal, más eficiente es, porque eso quiere decir que transforma mejor el pasto o el alimento que se le da. Y ahora tenemos una herramienta para analizar en detalle cómo aprovecha el alimento y adaptarlo a las distintas condiciones en que se encuentra, según la edad, las condiciones de pastoreo, si está lactando, si está preñado, si es lechero o cárnico..." Según el científico, teniendo en cuenta que el 20% de las emisiones de metano se debe al ganado, aunque la Argentina no está comprendida dentro del Anexo I de la Convención sobre Cambio Climático (que incluye a los países considerados "responsables históricos" del calentamiento), es importante estudiarlas para saber cómo reducirlas sin hacerlo con los rodeos cuando sea necesario. "Pero además -subraya Bárbaro-, ayudará a mejorar el rendimiento de los animales."