Un marco para la biotecnología

Se necesitan instrumentos políticos, jurídicos y financieros que permitan el despegue de una industria que tiene grandes posibilidades de negocios a nivel mundial.

Se necesitan instrumentos políticos, jurídicos y financieros que permitan el despegue de una industria que tiene grandes posibilidades de negocios a nivel mundial.

Por Julio Ferrarotti - Las ciencias biológicas argentinas han dado un salto enorme en los últimos años por la capacitación de sus expertos y de la velocidad de los procesos de investigación. Es necesario, entonces, que los instrumentos políticos, jurídicos y financieros modifiquen su ritmo para acompañar una pujante industria que podría derramar recursos al desarrollo nacional.

La transgénesis entre organismos vivos no es la única tecnología aplicada que se encuentra en pleno desarrollo en la Argentina. El país posee técnicos que trabajan en mutagénesis, mejoramiento molecular, apomixis, molecular farming y cultivos de tejidos. Lo hacen en empresas privadas, universidades y en institutos.

Durante BiotechForum 2010, segunda edición del Foro del Negocio Global de la Biotecnología Vegetal, los participantes tuvieron la oportunidad de conocer parte de estos desarrollos durante su visita al Instituto de Agrobiotecnología Rosario (Indear). En el caso especial de la industria de molecular farming, durante el Foro el Indear mostró su desarrollo de tecnologías de alto valor agregado orientadas a la producción de enzimas industriales en organismos vegetales. Este tipo de enzimas representan un negocio millonario, y en el cual actualmente nuestro país no es un jugador por tener en cuenta. Podría serlo rápidamente en el caso de aggiornar algunos elementos clave. Para este mercado se pronostica un crecimiento importante del negocio, impulsado entre otros factores por el desarrollo de tecnologías de producción de biocombustibles. En los próximos 20 años se proyecta un mercado de enzimas degradadoras de celulosa mayor a los 20.000 millones de dólares anuales.

La utilización de organismos vegetales genéticamente modificados para la producción de enzimas industriales representa una alternativa competitiva en comparación a los métodos de producción empleados actualmente.

El Indear se encuentra hoy con la posibilidad de liderar la adopción de este tipo de tecnologías y poner a la Argentina a la cabeza de este emergente negocio. Ellos disponen de un producto de molecular farming listo para su producción a gran escala y oferta comercial.

Se trata de la quimosina SPC, enzima utilizada como catalizador en la industria láctea durante la fabricación de quesos, indistinta de aquella obtenida de su fuente natural, o aún de bacterias y hongos genéticamente modificados.

Sustituir importaciones

Actualmente, más del 80% de la quimosina comercializada en la Argentina se importa, es transgénica y proviene de esas fuentes. Su reemplazo por una fuente de origen vegetal haría multiplicar por varios dígitos la capacidad de producción anual. Para tener una idea de mercados, estamos hablando de entre US$5 y 20 millones por año en la Argentina. El mercado regional asciende a una cifra entre US$15 y 30 millones anuales, en tanto que el mercado mundial supera los US$ 100 millones por año.

Para que el negocio evolucione se requiere un marco regulatorio específico que incluya a este tipo de proyectos y que aliente a los inversores en esta moderna industria. Es en este punto donde decimos que se debe imprimir a cada paso involucrado en el desarrollo de esta industria una velocidad que acompañe los avances científicos con un tratamiento especial acorde con las características de cada industria. Para el caso del proyecto en cuestión, con la implantación de no más de 500 hectáreas de cártamo modificado se podría satisfacer el 100% de la demanda argentina de quimosina. Actualmente, ese mercado es abastecido en su mayoría por producción importada.

Cabe destacar que un tratamiento regulatorio especial evitaría que el avance del proyecto en la Argentina se tornara económicamente inviable, favoreciendo su radicación en países como Chile, donde hoy ya existen cultivos a gran escala de plantas para distintas aplicaciones de molecular farming.